Cuando una joven se casa en India, la costumbre indica que no solo cambia de apellido, sino que su suegra le cambia el nombre personal. Esto es reflejo de una concepción del individuo donde prima lo colectivo, sea este el clan familiar, la casta u otra agrupación. Pero hoy, cada vez, un mayor número de mujeres, especialmente profesionales, están manteniendo sus nombres.
Otro indicador del cambio que está ocurriendo es el uso cada vez mayor de las píldoras del “día después” y sus anuncios públicos, tal como reporta el Washington Post del 2 de enero de 2010. De nuevo, probablemente indica decisiones tomadas por mujeres individualmente y un aumento de la permisividad en una población cuyo 75 por ciento es menor de 35 años, y, por lo tanto, con una gran predisposición al cambio.
La industria cinematográfica de la India producía casi exclusivamente para un público familiar. Hasta las escenas de besos brillaban por su ausencia. Pues bien, en el 2009 el cambio fue evidente. El 70 por ciento de las películas producidas fue definido como “adulto”, lo cual refleja una industria cinematográfica que cruza fronteras en temas de sexualidad, violencia y uso del lenguaje, como analiza La Repubblica.it del 1.° de enero de 2010. Una redefinición de aquello que es aceptable presentado frente a nuestros propios ojos por la industria del cine.
Finalmente, cabe recordar la popularidad de la autora Ayn Rand, quien representa la máxima reivindicación del individualismo y es, por lo tanto, la antítesis perfecta del colectivismo de la India ( Foreign Policy , noviembre-diciembre del 2009).
Cambios profundos. Es frecuente encontrar artículos sobre el surgimiento de la India como una superpotencia económica, donde un solo dato ilustra su impacto global. Si bien todavía un 70% de la población subsiste con dos dólares estadounidenses diarios, su clase media es mayor a toda la población de Estados Unidos. Pero como lo ilustran los comentarios anteriores, la metamorfosis es de mucho mayor alcance.
En este sentido, cabe recordar que en Occidente el surgimiento del individualismo, el liberalismo y el capitalismo, fueron precedidos por el surgimiento de las clases medias y significó la transformación de las nociones del individuo y de la identidad social. Eso es precisamente lo que se evidencia en la India. En términos de Erich Fromm ( El miedo a la libertad ), la transformación económica europea permitió “al hombre ser dueño de su propio destino”. La autonomía económica permitió contemplar la autonomía política y filosófica. Ese fue el tránsito del feudalismo a la modernidad.
En India podemos ser observadores “en tiempo real” de la transición hacia la modernidad en la mayor democracia del mundo y en el marco de una cultura milenaria, que afecta y será afectada por la definición de modernidad. Muchos argumentan que es un proceso de pérdida de la identidad cultural y de sus principios éticos. La realidad es mucho más compleja. El individualismo y sus fuerzas creadoras en lo económico, social y cultural y de reivindicación de la dignidad de las mujeres, están intrínsecamente vinculadas con la modernidad. Pero la respuesta de la India será única, a partir de su gran cultura y de su apreciación de lo colectivo.
Concluyamos con Shakespeare que “todo el mundo es un escenario. Y todos los hombres y mujeres son meramente actores”.
En el mundo globalizado del siglo XXI aparecieron nuevos actores que vinieron a cambiar el escenario mismo.
La Nación, 8 de enero, 2010
lunes, 18 de enero de 2010
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